El partido comenzó con el Villanueva presionando en todo el campo, recuperando rápido la pelota y llegando con relativa facilidad al área rival. Por su parte los foráneos se limitaban a esperar atrás y buscar a su delantero con balones largos que casi nunca llevaban peligro. Con estos planteamientos parecía claro que las primeras ocasiones para el Villanueva no se harían esperar. Así, en el minuto 25, Dani Vicente culminó una buena jugada de los azulgranas, pero cuando ya se celebraba el gol en la gradas, el árbitro anuló el gol a instancias de su juez de línea por fuera de juego. Pese a ello, los locales buscaban el camino de la victoria, casi siempre con tiros de fuera del área por parte de Nacho, que volvió a la titularidad el pasado domingo.
La segunda mitad continuó como la primera, con los locales como claros dominadores. Gascón varió el sistema pasando a jugar con tres defensas, que permitía al equipo presionar más arriba aunque suponía mayor riesgo para la portería de Israel. Los visitantes se dedicaron a perder tiempo arengados por su entrenador que parecía conformarse con el empate. Apenas hubo fútbol en los segundos 45 minutos. El Villanueva llegaba más por impulsos que por su juego. El gol pudo llegar en sendas faltas colgadas al área pero el balón no quiso entrar. El partido se consumía. Cada vez se volvía más bronco. Lo irremediable llegó cuando faltaban diez minutos para el final: Jesús Calvo se disponía a realizar un saque de banda y el entrenador rival retuvo el balón de forma vehemente. La consecuencia: una desafortunada tangana que involucró a jugadores y técnicos. Al final ambos acabaron expulsados por un árbitro que decidió no añadir lo perdido, con lo que el partido concluyó con un pobre empate a nada que no sirve a ninguno de los dos.
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